La idea de proteger al Dorado no sólo necesita leyes sino también un estricto control a la hora de aplicarlas. En muchas ciudades del litoral, se dieron subsidios a pescadores ilegales para que dejen de hacerlo, pero además de quienes realmente pescaban, se anotaron para recibir el subsidio familiares y amigos (nunca se hizo un censo correcto). Lo cierto es que hoy se pagan subsidios a gente que nunca pescó y más lamentable resulta que muchos de los que hoy cobran por no pescar siguen pescando igual que lo hacían antes. Como dice el famoso dicho "Si la piedra cae sobre el huevo, mala suerte para el huevo. Si el huevo cae sobre la piedra, mala suerte para el huevo". Lamentable, pero "el huevo" siempre termina siendo el pescador deportivo.Texto Pablo Etchevers .
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