La matanza ahora es de corvina negra
Los armadores Boccanfuso, Trama y Smith, reconocidos empresarios de la Bahía de Samborombón, encabezan el triste ranking de los depredadores de la corvina negra. Violando una norma vigente desde 1999 ingresan cargados de esta especie sobreexplotada. Las multas se multiplican pero nadie acciona.
En la primer semana de agosto el director de Fiscalización, Daniel Sosa, impuso infracciones a 14 embarcaciones por llegar a puerto cargadas de corvina negra; y al cierre de esta edición el funcionario esperaba en el puerto de General Lavalle el arribo de otros 18 barcos que fueron denunciados anónimamente por llevar las bodegas llenas de esta especie en riesgo de colapso y sobre la cual existe prohibición de pesca desde el año 1999. De los barcos a los que se les levantaron infracciones, tres son propiedad de Franco Boccanfuso; cuatro de Jorge Trama y uno de Andrés Smith, socio del ex senador Osvaldo Goicoechea. Se trata de los mismos armadores que semanas atrás fueron infraccionados por pescar juveniles indiscriminadamente. A diferencia de lo que ocurría años atrás, la persecución que inició el nuevo Director de Fiscalización derivó en una aceleración de los procesos y ya están siendo imputados varios armadores. Pero más allá de la tarea de fiscalización, desde el Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires no se está actuando con celeridad para limitar la pesca de una especie que al primer indicio de recuperación está siendo extinguida.
La Disposición 523 del año 1999 estableció la prohibición de pescar corvina negra (Progonias cromis) con artes de pesca de arrastre, luego de que un informe del INIDEP alertara en 1998 sobre el delicado estado del recurso. En él se expresó que la intensa actividad pesquera, la lenta tasa de crecimiento y la baja fecundidad la hacen una especie muy vulnerable, por lo que se recomendó prohibir su pesca con redes de arrastre dentro de la Bahía de Samborombón. Solo se autorizó la pesca con redes de enmalle, que permite “el escape de individuos de mayor talla, con fecundidades sensiblemente mayores que el resto de la población, y de juveniles, favoreciendo de ese modo el mantenimiento de la misma”, según señaló entonces la Disposición que lleva la firma de Marcela Álvarez.
A pesar de existir la expresa prohibición de pescar corvina negra, la histórica falta de controles generó un caldo de cultivo para que los pescadores se sientan impunes. En la primera semana de agosto la Dirección de Fiscalización infraccionó a 14 embarcaciones: entre ellos figuran el Barba Negra, Indómito y Ciarlo del empresario Franco Boccanfuso, quien contó con la bendición del ex senador Osvaldo Goicoechea para ingresar a la zafra a pesar de no tener historia en la pesquería. También se infraccionó a los barcos Eterno Jorge Padre; Francis; Río Mar y Sol del empresario Ricardo Trama, viejo conocido en Lavalle por buscar la manera de burlar las normas. Otro barco fue el Tuyú Pesca, propiedad del socio de Goicoechea y presidente de la Cámara de pescadores de Lavalle, Andrés Smith.
Pero no ha sido solo por traer corvina negra que se ha impuesto infracciones a estos tres armadores, dado que el nombre de sus barcos se repite en la lista de los 17 barcos sancionados el pasado 9 de julio por ingresar a puerto con un 90% de juveniles.
Los pescadores están acostumbrados a manejarse con total impunidad dentro de las aguas de jurisdicción de la provincia de Buenos Aires. De hecho debieron realizarse gestiones internas para que los procesos de infracción se aceleraran, dado que eran trabados desde el interior del Ministerio de Asuntos Agrarios. Las imputaciones que antes tardaban hasta siete meses en ser comunicadas a los infractores, ahora ya se están haciendo efectivas. Los compradores también han sido identificados: tanto la empresa china Chiarco, propiedad de Jaime Xu, como Coomarpes, tienen decomisadas varias toneladas. Lo mismo ocurrió en el frigorífico de Smith y Goicoechea.
A pesar de conocerse la situación reinante en la Bahía de Samborombón respecto de la pesca indiscriminada de corvina negra, no se ha tomado desde el Ministerio de Asuntos Agrarios ninguna medida. No solo se está violando una norma sino que se está depredando un recurso sobreexplotado que por su alta vulnerabilidad, difícilmente presente nuevas oportunidades de recuperación.
La pesca de miles de cajones de corvina negra no fue un hecho fortuito. Al cierre de esta edición, en el muelle del puerto de General Lavalle, un grupo de inspectores a cargo de Daniel Sosa esperaba el arribo de otros 18 barcos que fueron denunciados anónimamente por haber llenado sus bodegas de esta especie. Resulta imprescindible que bajo el asesoramiento de los investigadores del INIDEP se tome alguna medida al respecto, porque una vez concretada la pesca se puede sancionar al infractor, pero nada podrá hacerse ya por el recurso.
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