Orozco está preso en la comisaría de Villa María y podría ser indagado por el fiscal René Bossio, este viernes o el lunes de la semana próxima, está acusado de los delitos de homicidio calificado por el uso de arma de fuego y de tentativa de homicidio.
Como lo venían haciendo desde meses atrás, el pasado domingo 2 de agosto a media mañana, Rafael Antonio Sosa (70), Rubén Lema (60) y otro amigo, salieron desde Villa Nueva, -una ciudad de 20 mil habitantes pegada a Villa María, 150 kilómetros al sudeste de esta Capital- en la pick-up de este último por la Ruta 158 hacia el norte, como enfilando hacia la localidad de Arroyo Algodón. A unos tres kilómetros está el paraje Las Mojarras y dos kilómetros más adelante aparece un pequeño arroyo que desemboca en una laguna que se formó a fines de los 70 tras el terremoto de Caucete, y que ocupa los campos de las familias Orozco y Cingolani.
El dueño de la camioneta dejó a sus amigos Sosa y Lema en el arroyito con sus cañas, chirimbolos y tarros de pesca, listos para “mojarrear”; y él se fue a tomar mates con Cingolani, el dueño del campo donde estaba parte de la laguna donde pescaban.
Al mediodía, los dos hombres de 60 y 70 años comieron algo y siguieron pescando. Hasta que cerca de las cuatro y media de la tarde, llegó al lugar una pick up de la que se bajó un muchacho, que “les reclamó que estaban en el campo de su abuelo, una propiedad privada, a la que habían entrado sin permiso”, le detalló a El Destape el fiscal de Villa María, René Bosio.
El fiscal pudo reconstruir lo que sucedió la trágica tarde del domingo “gracias al testimonio del testigo Lema, que quedó con vida y declaró: “Nos tiró directo a nosotros, no al aire; desde una distancia de unos siete o diez pasos, no más”. Eso se corroborará con las pericias de balística, imagine un disparo a esa distancia con una escopeta calibre .16”.
Lema declaró en sede judicial que cuando llegó Orozco, “nos echó, nos dijo que era el campo de su abuelo y que habíamos entrado sin permiso. Nosotros le explicamos que teníamos permiso de Cingolani y que el amigo que nos había acercado hasta la laguna se había quedado tomando mates con Cingolani”. El pescador sobreviviente contó además que “nos empezó a tirar unos cascotes de tierra”. Los dos pescadores dejaron sus cañas y chirimbolos de pesca y respondieron los cascotazos. También hubo insultos cruzados. Entonces, Orozco subió a su camioneta y se fue.
Pero regresó a los pocos minutos. “Se bajó de la chata con una escopeta, nos apuntó y disparó. Estaba a pocos pasos, unos siete o diez, no más”. Los dos pescadores intentaron guarecerse detrás de un arbusto, pero fue inútil: la perdigonada le dio de lleno a Rafael Sosa, mientras que Rubén Lema fue herido en un brazo. Sosa cayó al arroyito y murió a los pocos minutos.
Luego de cometer el crimen, el propio Orozco llamó a la Policía. “La médica policial constató la muerte de Sosa y se ordenó la detención de Orozco. El caso está resuelto; tenemos un testigo que quedó vivo y contó cómo se desarrollaron los hechos; tenemos la escopeta homicida; faltan las pericias balísticas para determinar con precisión cómo fue la trayectoria del disparo. Del lado de los pescadores no había armas, no fue un caso de legítima defensa, no eran cazadores armados, no presentaban ningún peligro para Orozco, eran dos pescadores con sus cañas y sus tachitos”, describió el fiscal Bosio a El Destape
El lunes a la mañana le realizaron la autopsia a Sosa y a la tarde fue sepultado en el cementerio La Piedad. Muchos vecinos de Villa Nueva y Villa María se acercaron a despedir a Sosa. La víctima es hermano de la jueza de Faltas de Villa Nueva, Lilian Sosa.
Los vecinos no entienden tremenda violencia contra un pescador. Un vecino de Villa Nueva, le dijo a El Destape que “esto que pasó es porque le llenan la cabeza a la gente con que hay que salir a matar, eran dos pescadores, no le hacían daño a nadie”. En Córdoba, los medios hegemónicos lanzaron una profusa campaña de cobertura de supuestos ataques a silobolsas, incluso productores amenazaron con armarse para defenderse ante la falta de patrullas policiales rurales.
El asesinato de Sosa trae a la memoria el crimen de Alex Juan Campo, un chico de 16 años que cazaba liebres y fue perseguido y atropellado en las afueras de la ciudad bonaerense de Cañuelas por el productor rural
Rodolfo Sánchez (57). Alex estaba junto a dos amigos y dos perros cuando vieron que una camioneta Dodge RAM se acercaba a ellos a gran velocidad para embestirlos. Los amigos de Alex Campo se hicieron a un lado, pero el chico tropezó con uno de los perros y cayó al piso. Fue atropellado. Los sobrevivientes declararon que Sánchez no frenó y les dijo “agarren el cuerpo y llévenselo”.
Ayer ya declaró Cingolani, el dueño del campo donde fueron a pescar las víctimas y también les tomaron declaración a “una gente que vive en unos ranchitos y vieron pasar a Sosa y Lema sólo con las cañas”. El defensor del homicida, Alfonso Martín Silvano le informó a El Destape que Orozco “no fue citado a declarar, quizá declare este viernes o el lunes; yo me entrevisté con él en la Comisaría donde me constituí en su defensor. Todavía hay secreto de sumario, ya voy a acceder al expediente
No hay comentarios:
Publicar un comentario